Hoy 3 de Septiembre es cuando caigo en que estamos en
Septiembre, mes de nuevos comienzos y de grandes aceptaciones; nuevamente
vuelve la entrada al colegio de mis hijos, tendremos que aceptar que ya hace un
año de la partida de Garoa, que tengo que volver al trabajo y lo mas especial
de Septiembre, llega el cumpleaños de mi hijo Enyel.
Enyel cumple 9 años en unos días, si señoras y señores mi
hijo esta grande, el tiempo ha pasado tan rápido, que no estoy segura de si me
he dado cuenta de que mi hijo ya es un hombrecito, tengo que ir asimilando que está
tocando las puertas de la adolescencia, que ya le queda poco tiempo de niñez y
que tengo que aprovechar al máximo este último periodo de infancia, estas últimas
rachitas de inocencia infantil… se crece mi primogénito.
No es un secreto que Enyel tiene cierta manía al mes de
Septiembre y desde la muerte de Garoa más aún, él año pasado no pudimos
celebrar su octavo cumpleaños por el estado anímico generalizado donde las
caras alegres estaban muy disipadas, y él, lo acepto con tanta adultez que nos
asusto mucho, no titubeo para decir “tampoco me apetece” y aunque un año después
todos estamos anímicamente mucho mejor y hemos decidido celebrar este nuevo año
de vida de mi hijo, el niño no quiere, dice que no le gusta… A unos días del cumpleaños
me tiene patidifusa, en Babia, sin estado, podría hacerle muchas preguntas por
su decisión tan radical, aun yo sabiendo las respuestas, simplemente para
hacerlo cambiar de parecer, pero es justo agobiarlo en celebrar cuando él no
quiere?¿.
Yo le he planteado que no vamos a celebrar su cumpleaños,
pero si voy a festejar por mí, ya que yo también cumplo 9 años de mamá, tras
este nuevo planteamiento él quedo pensativo, vamos a ver en qué puerto atracamos,
solo faltan 7 días y reconozco que siento cierta ilusión.