Ya soy mayor, estas son las palabras que
mi hijo Bryson me dice unas 1.000 veces al día, las tengo gravadas a base de
pitidos.
A sus 2 años y 4 meses no quiere recibir
ayuda de nadie para desempeñar ninguna tarea y, por este motivo me lleva detrás
del todo el día intentando reparar algunas que otra cosita que aún no se le da
bien hacer, digo intentando porque no es fácil tratar con esa etapa de
independencia temprana.
¿Cuánta prisa tienes en crecer Bryson? que
no me dejas ayudarte para vestirte y mucho menos arreglarte el cabello, las
profesoras de la guardería han de estar pensando que tienes una madre que sufre
daltonismo y que va al revés del tiempo.
Cuando decidí ser madre tenía muy presente
que quería que forjarais vuestra personalidad y gustos, que no fuerais ovejitas
dejándoos llevar por modas y tendencias, quería que fuerais autónomos en este
aspecto, pero amor mío, ya te me estas pasando, las botas de aguas no se ponen
los días que no llueven aunque a ti te gusten (Te vas a freír los pies), las
camisetas de verano en invierno se cambian por camisetas de manga larga y
chaqueta, ya que hace frío y por favor, solo se pone un pantalón aunque los dos
te gusten mucho.
Sé que voy a tener muchos llantos y más de
un disgusto, pero Bryson ha de entender que la sociedad se rige por ciertas
normas.
Será complicado pero desde estas
vacaciones vamos a comenzar a implantar algunas normas, eres mayor y lo sé, pero
como aún no tienes edad para independizarte de casa has de acatar ciertas
normas, la capa de super-man te la voy a dejar pasar “hoy”, pero ese antifaz, no.