Cuando me quede embarazada de Bryson, Enyel apenas era un bebe de 2 años y medio que no entendía lo que estaba sucediendo y mucho menos lo que venia en camino y os sonara extraño, pero desde que le contamos a Enyel que esperábamos un nuevo bebe supe que iba a comenzar una gran batalla con lo celos, que tenia fecha de comienzo pero no de fin.
A Enyel se le junto con el nacimiento de Bryson la entrada al colegio, nuevos compañeros, nuevos profesores y nuevas responsabilidades.
En casa intentamos que todo fuera acoplándose de forma natural, sin exigencias, ni mandatos, para que el lo asociara como “Normal”.
Para ello impusimos varias normas, toda persona que entrara en casa tenia que ir a saludar a Enyel primero e interesarse por sus avances en el colegio y luego por Bryson (ya que el no se enteraría).
Segundo, desde antes de nacer Bryson yo y Henrie creamos las horas exclusivas para Enyel, como son la hora de lectura y de relax con papá. De esta forma disfrutaríamos al máximo de nuestro pequeño hombrecito.
Tercero, intentamos elevar su autoestima al máximo, para minimizar al máximo que pensara que era inferior a Bryson.
En el primer año de vida de Bryson, Enyel nos sorprendió gratamente, sus ataques de celos eran de intensidad moderada y podíamos pasarnos meses sin lidiar con esos celos. Desde que Bryson cumplió 1 años Enyel vio en él a su compañero ideal de juegos, con el cual compartir travesuras.
Y yo y Henrie felices, vimos la batalla ganada, ilusos de nosotros que no sabíamos lo que venia en camino, un bebe que no fue buscado pero mucho menos rechazado.
Tenia 4 meses de embarazo cuando reuní el valor para contarle a Enyel que volvíamos a esperar a un hermanito, un nuevo compañero de juegos, saben que me dijo: - mami devuélvelo por que ya somos muchos en casa.
Quede patidifusa! Y tarde un mes en volver a hablar del tema con mi hombrecito.
Adopte otras medidas a parte de las que tenia anteriormente, con esta nueva etapa por la cual pasaba Enyel lo quise hacer participe de la llegada del nuevo miembro a casa, el me acompaño a hacerme varias eco (en la última duro 1 semana entera hablando de que había visto el hermanito en la panza de mami por rayos X), lo lleve de compras en varias ocasiones y fue el primero después de algunos familiares en tomar en brazos a Guillermo.
El día que lo tubo en brazos me dijo preocupado que el ya no tendría sus horas, por que Bryson también querría tener las suyas y el día solo tiene 24h y muchas las gastamos durmiendo (Por poco me lo como).
Ese fue su primer razonamiento de mayor y comenzamos una nueva batalla, sus temores, sus horas, el quería que todo fuera igual, pero era conciente de que Bryson también querría tener su tiempo.
Desde que nació Guillermo, Enyel a tenido pataletas semanales, ya sean por que Bryson estuvo jugando con sus coches de carrera o por que papá llego tarde y no pudieron estar juntos en sus horas de relax… estas pataletas han sido tan diversas en estos meses que puedo escribir un libro.
Intento abrazarlo y besarlo cada minuto, le explico lo especial que es, le soy sincera y le digo que me da miedo que se haga mayor tan deprisa y que por ello intento gastar mi tiempo junto a él, para no perderme ningún adelanto de su vida.
Pero siempre hay un día como hoy, que cuando comienzo a pensar que todo esta yendo bien me equivoco.
08:10 Conversación mañanera.
Enyel: mami no quiero más besos de culpabilidad.
Yo: Culpabilidad, por que? No digas eso amor.
Enyel: si, se que lo haces para que no me enoje!
Yo: Como? Explícame eso?
Enyel: Pues si mamá, lo se, se que lo haces para engañarme e irte con Bryson, y sabes que? no quiero mas besos de culpabilidad, lo he meditado.
Yo: Enyel te equivocas, tu sabes que no es así.
Enyel: (entre llantos), es que tu ya no me quieres, me lo ha dicho un pajarito…
Yo: (rota) (le di un gran abrazo y desde ese momento lo tengo en piernado, no quiso ir al colegio le dieron nauseas y le subió la fiebre).
Me he sentido como una mala madre.