Mis hijos están creciendo a pasos
agigantados, hace nada (para mi) dependían de mi para todo y ahora ya son
mayores para que yo, su madre, le de besos en público, hay que ver como es la
vida.
Hace un mes que Enyel cumplió 6 años, que
entro en primero de primaria, que dejo atrás párvulos y las canciones infantiles
y ñoñas, para entrar en una etapa de adulto (mini-papá), rudo, contestón y muy,
muy independiente aun mas de lo que es él… la verdad, esta reafirmación de
hombrecito de Enyel no me ha pillado por sorpresa, llevo viendo ese genio
independiente desde que aprendió a caminar.
Los cambios de Enyel jamás han sido
cambios, si no, reafirmaciones puras y duras de su carácter fuerte e indomable,
por lo cual nunca he entrado en neura y mucho menos en depresión al ver sus
avances y el tiempo pasar, aunque tengo que decir, que lo único que me ha
tocado la moral de los avances y cambios de Enyel fue el día que se vio mayor
para mis besos, si, si, eso me dolió… no comprendo como un niño se puede ver
mayor para los besos de su mama, si aún no ha entrado en la adolescencia…
ainssss, creo que cuando entre estaré vetada a mis arrebatos de cariño tanto en
público, como en privado, aunque espero equivocarme, por ahora solo queda
asaltarlo de vez en cuando con mis besos y esperar pacientemente a esos
arrebatos de ternura que le dan, si, por que aunque él diga que no quiere
besos, ni apachuches de bebe, todas las noches antes de caer rendido en brazos
de Morfeo me busca, busca mis brazos y besos tal como cuando era un bebe
indefenso.
Enyel es mi punto extremo de sabiduría,
travieso y candido que hace de mis días interesantes y diferentes.
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