Lecciones de la vida: El vicio de fingir.

Cuando uno toma por tanto tiempo un papel que no corresponde con la realidad, cuesta tanto dejarlo atrás, se convierte en una droga, un vicio. Fingir estar bien, fingir que eres fuerte, fingir alegría, fingir interés…
En ocasiones me siento como una adicta al “Si, yo estoy bien”, tengo momento en los que me descubro dando esa bendita contestación y me siento tan hipócrita. PREGUNGO: ¿habrá una clínica donde internarme por unas semanas? Creo necesitar que me den una dosis de realidad…  habrá una medicación para dejar atrás esas contestaciones de bienestar fingido?, para olvidarla por unas horas ese estado de actriz de Hollywood y poder decir “Estoy mal”, “Estoy fatal”… o simplemente dejarlo ver, que los demás intuyan tu estado anímico.

Lo peor de caer en el vicio de fingir, es  que llegas a un momento que no solo finges con los conocidos, si no con los allegados, con la familia, con las personas que te conocen al detalle. Le echas pulsos de: Te noto mal, cuéntame. – Yo?, no, no, estoy bien.

Un vicio tan feo!, que me crea ansiedad, cuál será el precio de mentir/ fingir un estado que no te corresponde?... Se supera?, porque yo he tomado este vicio tan en serio que me pinto las uñas y me arreglo como una fashionista para enmascarar mi estado anímico. Mi objetivo todas las mañanas verme radiante al máximo exponente, si lo hago bien, nadie se fijará que desprendo una fragancia llamada tristeza en modo extremo…

Lección: - he aprendido que puedo obligarme a verme bien a diario, no solo en ocasiones especiales, puedo ir con uñas pintadas, tacones, maquillaje y tres fieras saltando, no pierdo el ritmo y no me tuerzo ni un poquito… antes jamás hubiera hecho eso, yo?, tacones? Ja!, ni que fuera la Señorita “Lima”, ahora sin ellos me siento vacía, chiquita!... Si logro superar el vicio de fingir, también dejaré esta tortura que hace que el mundo me llene de piropos? O es que he contraído dos vicios que ando ligando como uno?.